sábado, junio 24, 2006

Mi secreto (cuento)

Soy grande ya, aunque decir esto me hace ver que no tan madura como quisiera. Escribo esto porque quizás ahora puedo analizar con calma lo que me pasó entonces. Un mal cumpleaños te obliga a recordar cosas que ya querrías haber olvidado por completo...

Desperté temprano pero no abrí los ojos, por miedo a no poder volver a cerrarlos. Si me veían con los ojos abiertos, tenía que tender mi cama e ir a desayunar. Y si era la primera me tocaba preparar el desayuno de todos.

Abrí los ojos solo un poquito, un pequeño pedacito de la mañana... no había nadie. La puerta estaba abierta, igual que la de mis padres (lo mismo de todas las mañanas, la abren a las 4, para poder ver cuando despierte). Me levanté ya sin sueño a caminar algo atontada por la casa. De verdad no había nadie.

Pasé por el cuarto de mi hermana mayor ("la modelo" como le dice mi primo), y me ví en el espejote que ocupaba toda la pared del fondo. No era yo.

Eran mis ojos, era mi mirada aterrorizada, eran mis muecas... pero mi cuerpo no era ese. Armé un escándalo y grité... y comprobé que no, no era una de esas pesadillas en las que no puedes gritar. Regresé a mi cuarto, y me comí mi reflejo en el espejo. Cada detalle era diferente... solo los ojos...

Intenté vestirme y mi ropa me quedaba algo apretada. Intenté con la de mi hermano mayor. Ahora me quedaba un poco ancha, pero por lo menos me la podía poner. Había crecido algunos centímetros, pero también estaba más gorda, tenía el pelo relativamente corto, rizado y terriblemente rebelde y los ojos de un colo café pajizo, un poco apagados. Mi cara... no me gustaba. Tampoco mi cuerpo. Tampoco mi nueva constitución... No me desesperé... la sensación de que esto era una pesadilla y ya se iba a acabar me duraba.

Terminé de calzarme los zapatos de mi hermano mayor (me quedaban tan cabales que temí pelear por ropa con él en el futuro...) y salí a la calle.

Tenía 13 años en ese entonces, y sin embargo mi cuerpo ahora era el de una chica alta y robusta de 15 o algo así. Yo solo lo sabía, no me pregunten como.

Caminé por las calles de mi barrio, esperando que alguno de mis vecinos me reconozca. Nada pasó. Llegué al café internet de la esquina de mi cuadra, y decidí entrar. Encontré algo de dinero en el bolsillo del pantalón de mi hermano.

Lo conocí ahí.

Era un chico un poco bajo, moreno, de cabellos negros azabache... raros. como lacios a veces y... ondulados en otras partes... ahm... usaba lentes y tenía los ojos huidizos y la mirada seria, pensativa y algo triste. No, más bien, como enojada, si, como si estuviera enojado. Las prematuras arrugas en su joven frente contribuían a eso. Estaba concentrado en una página que luego supe identificar como un foro, y yo decidí entrar a jugar en línea. Hasta ahora me pregunto como es que me tomé todo esto con tanta calma, que hasta me comporté como siempre.

Me puse a gritar e insultar a los contrincantes que había derrotado, aunque la mayoría eran peruanos, y no podían, por supuesto, oír mis improperios. Él me miró un poco abochornado, y yo le devolví una irreverente mirada de sábado por la mañana. Me sonrió y fué la primera persona con la que hablé con mi nuevo cuerpo.

Era más viejo de lo que aparentaba. Cuando le ví le puse unos...quizás unos 19 años. Tenía 22. Terminé de jugar, él había terminado de consumir su tiempo y dinero destinados al internet, y salimos juntos del lugar. Quizás porque el chico que atendía era nuevo, y a esa hora no hay nadie atendiendo, o tal vez él me simpatizaba, no sé, pero salimos a hablar ahí, sentados en la acera.

Descubrí que era un vecino. No sabía que vivía por acá, aunque recordaba haberlo visto alguna vez por acá antes. Me dijo que empezó a salir más por el barrio, que empezó a frecuentar precisamente este internet... por mi. Me quedé con la boca abierta al escucharlo. No, no me gustaba, no era atractivo, pero era halagador todo eso.

La chica que le gustaba era una chica delgada y esbelta (que es casi lo mismo) un poco más bajita que él, de unos... él me calculaba unos 14 años. Le alucinaban sus tristes ojos grises y su mirada dulce y pensativa, sus largos cabellos castaños y lacios como una cascada, sus explosiones de alegría, sus maldiciones y gritos, su comportamiento, irreverente y espontáneo... tan diferente de él, pensé. En realidad me describía bastante bien, y me dijo que al verme y escucharme gritar la recordó. Me sonrió y me dijo su nombre. Le dije mi segundo nombre, porque no temí que lo conociera, y me miró largo rato.

Se levantó y me preguntó por si me conocía. Yo le dije que si. Él me rogó que yo me le presentara. Yo le dije que iba a hacer lo posible y él se despidió.

Me sentí mal y a la vez bien. Me quedé pensando mucho tiempo en lo que los chicos buscaban en las chicas. Regresé a mi casa y me miré en el espejo de nuevo. Mis ojos habían cambiado de color y forma y me estaba empequeñeciendo y adelgazando. Todo había terminado.

Hay cosas en mi memoria que no concuerdan con lo que los demás dicen de ese día. Todos afirmaron haber estado en la casa, dicen no haberme visto salir de la casa... y hasta pensé que eso nunca había pasado. Pero tengo unas prueba de que en realidad pasó. Los puntos de experiencia que gané y los ítems que compré ese día en el videojuego estaban ahí. El dinero de mi hermano tampoco regresó a sus manos, je je.

Siempre veo a ese chico, y me hace gracia saber que tenía un "fan" a esa corta edad, je. No sé qué pensar de él. No sonaba como un violador, o un seductor de niñas, sonaba como alguien de verdad enamorado, pero siempre me preguntaré qué clase de trastornos pueden haberlo hecho enamorarse de una chica tan pequeña (quizás todo esto contribuyó en cierta manera a que me haga aficionada a la lectura de libros sobre psicoanálisis). Sé que él me llamaba diosita, y que perdió interés en mi cuando crecí y mi comportamiento cambió. También sé que todavía vive por acá. Le hablo, si vamos a ser sinceros, porque luego me lo presentaron y él me ayudó mucho en algunos videojuegos más adelante. Me siento culpable de haberle usado para tener algunas cosas en algunos videojuegos, pero siempre se me pasa recordando que ese día, ese día que hablamos y yo no estaba en mi cuerpo, él no me vió con los ojos enamorados de aquel que no solo vé el cuerpo.

Aunque el otro día me pregunto por la chica de ese día. Me pregunto qué pensará de ella.

Ah, y agradezco a los de http://www.pontussecretosaca.com/index/home/secretosraros/los-de-las-chicas.html/ por el espacio, si no me creen allá ustedes =P.

7 comentarios:

Rafu dijo...

Sabes, creo que el cuento pudo ir para otra parte en esto de que la chica crece algunos años. Parece que no es bueno conocer detalles de la vida del escritor del relato, por lo menos en algunos casos. Me parece que has utilizado ciertos hemm.. (no sé que palabra) sentimientos (quizás la palabra)reales a tus cuentos, y yo creo que no es buen ejercicio literario hacerlo. O en todo caso, el texto no debería calificarse de cuento. Yo digo esto, pero es obvio que no se nada de literatura. Solo he querido dar un comentario que brinde algo más que un "que bonito", porque cuando uno publica también espera esas cosas, ¿o no? Que conste que si es "tierno" como había leído de algún comentario, en alguna otra parte. Saludos. ^^

Real Unmaker dijo...

Claro! es el comentario que esperaba de vos! Sin la crítica de Rafa el panorama no está completo.
No sé si es bueno o no. He sabido que los poemas de la mayoría de los autores siempre tienen una musa inspiradora en alguna experiencia real del autor. De la misma manera varios cuentos... y novelas, inclusive.
Si en mi caso resulta en un desastre, quizás, y debo trabajar en ello. Había leído que los mejores libros resultan de lo que el autor ha visto o vivido. No concuerdo con ello, y por eso dudo que este relato en lo personal sea siquiera pasable. Quiero pensar, todo sirve para aplacar la comezón de escribir. Si hoy ha salido uno malo, quizás mañana uno mejor sale...
En todo caso, si los lectores del cuento no conocen al autor, por supuesto que no se nota que esté ahí dentro. Ya he hecho la prueba.

Rafu dijo...

Seh... y sin la ironía...

Vania B. dijo...

Algún día me encantaría despertar en un cuerpo diferente y ser vista con otros ojos. Interesante.

Anónimo dijo...

VE LO CONVENIENTE, ESTAS A TIEMPO

Unknown dijo...

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peregrina dijo...

yo creo que escribís muy bien y que vas a terminar destacándote.
Amén