lunes, junio 02, 2008

Cuando escribo

Pues precisamente lo más complicado es ponerme a escribir por el gusto de hacerlo y contrastarlo con el secreto deseo de ser leído. Que alguien lea lo que uno escriba y lo atesore como algo propio. Ni siquiera por su grandeza o su simpleza, su parecido con lo que escribo y cómo me expreso sino por la situación.

La vida no estaba mal cuando actualizaba este blog con el simple y llano motivo de desahogarme y dejarme ir. Pero ahora he probado del fruto de la opinión pública. Amargo, quizás, pues el público es caprichoso y un día esta con vos y al día siguiente te abandona, pero un fruto glorioso, enviciante, embriagante y que te hace terriblemente dependiente.

Sin embargo no es solo eso. La opinión pública afortunadamente no siempre es favorable. A veces solo sugiere, a veces descalifica totalmente. Brutalmente...

incompleto, de todos modos nadie va a leer...