Nada como retornar a una rutina para despertarse del sueño. Y es que estos meses, incluso meses, fueron como una especie de sueño. Casi casi un año.
Me acuerdo cuando cierto amigo que conozco, quiero mucho, y que por alguna razón nunca se pasa por mi blog, se cansó, sin motivo aparente, de todo esto y desapareció por un buen tiempo. No me explicaba las razones de todo eso, pero ahora más o menos lo entiendo... Se cansó de la "gente bonita" que nos rodea, nos acepta, pero, aunque estemos con ellos todos los días, no pertenecemos a ella.
Me he cansado de algunas de todas estas cosas. Me acuerdo que Beatriz me dijo una vez "pero Freddy y vos tienen el mismo problema: Se sienten fuera de todo esto aunque estan adentro, y no van si no se les invita, y no se sienten en el grupo si es que no se les repite todos los días que estan, e inclusive si se les dice, nunca terminan de creerlo".
Y la razón, querida señora, es que de verdad así es: No estamos dentro.
Lo intentan, lo sé, sé que lo intentan, pero no estamos, y no se les puede culpar por ello. De pronto somos el pesado y anquilosado remanente de otros tiempos, de otros círculos, de otras realidades o de otras visiones de vida. El amargo recordatorio de lo que no se puede hacer, de lo que no nos gusta, de lo que tenemos que soportar, de lo que podemos tolerar; de lo que puede estar cerca nuestro, con nuestro consentimiento quizás, pero nunca como para que... seamos una entidad única asociada.
Niveles de aceptación...
Siento asco por algunas cosas que antes podía ver con tolerancia, alegría, indiferencia... cosas que veía todos los días, cosas que pasaban a mi alrededor, cosas que me afectaban y me importaban, pero no me alegraban ni me preocupaban... simplemente estaban ahí.
Siento odio, envidia, un montón de frustración, resentimiento incluso... Y lo peor es que quizás por gente y por situaciones que no lo ameritan. Inocente Marco Ferrel, no tienes la culpa de nada, y aún te considero uno de mis mejores amigos, de verdad. Eso no aminora todo lo que siento, quizás por eso me alejo de vos por un tiempo, así no te atormento con mis miradas, miradas que no mereces, cosas de las que no eres culpable.
Casi siempre me pasa esto cuando cosas que creo, cosas que defiendo o ideales por los que lucho se ven sacudidos por una oleada, fuerte y penetrante marea de realidad. La realidad es así: injusta, cruel, electiva, fuertemente elitista, exclusivista y, como diría un conocido: si te enojas pierdes. Entonces tenemos que soportar toda esta mierda sonriendo amablemente o poniendo excusas como: "la vida es así", "las cosas estan así", "no podemos hacer nada", "tenemos que acostumbrarnos", "así es la gente". Tragarnos todo y sonreir, amplia sonrisa.
Y claro, yo lucho y defiendo la firme creencia de un mundo diferente, mundo que quizás no es real ahora, pero que confío pueda serlo algún día. Solo que antes lo defendía e inclusive intentaba probar que habían pedazos de ese mundo soñado en esta realidad. Ahora no. Lucharé por construirlo, claro que si, pero convencido de que, por más sonrisas y abrazos, llamadas y venidas a mi casa, invitaciones a juntes o citas de mi flog en el suyo, son simplemente "niveles de aceptación", no la prueba de que ese mundo existe.
Como tristemente diría un corto humorístico que a todos les ha debido llegar al correo: "Podemos ser el mejor amigo de toda una vida, pero nunca el padre de sus hijos".
Ojo que es solo un ejemplo, no estoy hablando de ese caso en particular. Es solo que creo que es el ejemplo más extremo y con el que pueden saber de lo que estoy hablando más fácil, no que me haya visto en esa situación todavía.