lunes, abril 25, 2005

Diccionario On-linan

Weno, ps no sreo k taaanto afecte algunas contracziones, me equivoco? como sea:
http://www.nichiza.com/diccion.htm
Esta bien, muy bien!
http://133.12.37.60/ling-japonesa/index.php?menu=1
Ok, ese igual.

miércoles, abril 20, 2005

Recreación, y reajuste... naa

El remolino de viento, y el molino de arena
Bueno, qué les puedo decir. En este país el viento sopla por donde le dá la gana, y no puedo evitar sentirme frustrado por eso. No quería (ni necesitaba) grano, ni menos enegía eléctrica, pero siempre estube enamorado de los molinos de viento. Bueno, se ven bien, ¿a que no?
Pero nunca se pudo hacer funcionar uno en estos parajes, salvajes como sus hombres, que decidieron ponerse faldas solo por que el resto se ponía pantalones (y cuando, tres siglos después todos andaban desnudos, excepto por una microfalda, ellos decidieron usar ropas que les cubrían todo el cuerpo...).
Entonces pensé en aprovechar la energía natural par ahacer funcionar las aspas de lo molinos. Utilicé el agua. Pero el viento me voltea las aspas, y el agua se arremolina alrededor del molino, al no poder hacerlo girar, y lo derrumba sobre la propiedad del estado: infracción de 100 misks (moneda mundial).
Pero entonces... un río más fuerte... no, no sirve, la destrucción es peor. Bueno, entonces el material debe de ser mas fuerte.
Construí un molino metálico, que, tirado por caballos, gira un par de veces antes de girar en otra dirección, y casi ahorcar a los pobres animalitos que me prestaron inocentemente su fuerza. Bueno, que fuerza mejor que la suprema de esta tierra, pensé finalmente.
Un sistema lo suficientemente ancho, y con mecanismos sellados de manera que ningún agente externo pueda meterse dentro de estos... listo. el molino puede funcionar con la cascada de arena.
¿Una cascada de arena? Por supuesto. La arena es llevada por el viento a traves de una pendiente, desde la que cae con fuerza y en cantidades increíbles, generando con su peso una fuerza superior a la del río más caudaloso de la zona. No, no se acaba la arena. Esta misma, después de caer, es llevada por el viento un poco al oeste, y ahí, el Gushfa, el tornado eterno del desierto, lo lleva de nuevo al norte, desde donde los vientos de nuevo lo conducen con dirección sur, hasta la cascada. Por fin, uno de los parajes más exóticos, y los preciosos molinos de viento girando con fuerza, cierta gracia femenina, y con el vigor y la terquedad masculina... a verlo, a verlo...
Nah, no se ve bien, creo que lo voy a desmontar.

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Te veo... te sigo viendo... todavía te puedo ver...
En esas noches, cuando se me condiciona el ánimo, no puedo evitarlo. Te veo, recostada en tu cama, tal vez en la mano un libro, tal vez solo mirando los intrincados laberintos y pasajes de lo que se supone que tendría que ser un liso cielo raso, o quizá soñando con alguien que no quiero conocer, tal vez viendo tu televisión, recostada, en fin. Los cabellos suavemente esparcidos sobre tu almohada, creándote una inmensa y extravagante corona, aquella que yo te he dado, y me aterroriza la idea de que te quieres cortar el pelo. Tu cuerpo, delicadamente cubierto con esa pijama que más parece el traje de un hombre. Tu, in extenso, larga cual eres, o acurrucándote, mientras te niegas caprichosamente a cerrar tu ventana. Flexionas tus piernas, y disfrutas frotándote contra las suaves sábanas de tu cama de princesa. Te veo, una valiente lágrima corriendo por tu rostro, que siempre intentas mantener alegre o frío, y no puedo evitar el enternecerme, mientras, como un gatito, te frotas, y te acomodas para dormir. Pero no duermes, y, en esas noches de insomio, te acompaña mi mirada, que te veo desde donde puedo, que te pienso con fuerza. En esas noches, cuando se me condiciona el ánimo, admito, sigo enamorado de tí.
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ghost"havemyseal"
El intenso hedor de lo que no hicimos nos ahogó hasta que no pudimos respirar, pero así y todo, como escoria que somos, sobrevivimos, y te contamos ahora con lujo de detalles que no podemos decirte más que mentiras. ¿Te he confundido? bueno, es que no puedo ni siquiera despejarme yo mismo. He sostenido una reunión algo larga, y en ciertas partes, que para ahora preferiría olvidar, se ha intrincado tanto, pero tanto, que me ha dejado pensando en mí mismo.
No pretendo torturarte de nuevo con otra apagada retórica sobre lo que me empequeñece y lo que me agranda, sobre lo que me enaltece y lo que me humilla. Solo que a veces no puedo estar más tiempo callado; y entonces me pongo a pensar que no tengo otra que escribir esto, en espera de que lo leas, cuando tengas tiempo. Si, sé que muchas veces murmuro mientras escribo, o me pongo a escribir algunas de las cosas que te estoy diciendo, mientras me exiges, como es natural en la gente, que te mire a la cara y te hable con el corazón en la mano, o por lo menos con sinceridad y gentileza.
Pero me conoces, y ya no lo esperas como algo obvio, como algo natural y consecuente, sino como algo que debes implorar en mi. Y no estas dispuesta a implorar, nunca, y eso me gusta de ti.
El amor que una vez dijiste sentir por Huyvehn es ahora solo un recuerdo. ¿No se llamaba así? Si, lo sé, prefiero decirle así. He preferido olvidar su nombre, y debes agradecer que así sea. No te amenazo, lo sé, eres más fuerte que yo, y no me amilano al decir esto, pues aún sé que papel jugamos en esto ambos, y como no puedes prescindir de mi.
¿Que soy un obsesivo y egoísta? ¿Que soy despreciable y todo lo que digo gira en el "Yo" tanto como los discursos religiosos giran en torno al concepto de divinidad? No has estado ahí dentro, y no puedes imaginarte lo que he soportado. Esto no es nada, tus recriminaciones no me llegan, tus arengas ahora son una suave caricia, pues siento un inmenso fuego en cada palabra, y entibias mis congelados huesos.
Sé que finges cuando te retuerces para evitarme, como sé que te puedes soltar fácilmente cuando te tomo de la muñeca. Sé que los golpes que me dás en el estómago y en el pecho con toda tu fuerza ocultan caricias. Y lo sé por que te veo ahí, una vez calmada la tormenta, sonriente y agitada, me besas, te gusta decir que me tienes, más allá de toda duda, te gusta decir que me has derrotado y así me has ganado. Y te gusta invertir los papeles, aunque finges que lo haces para darme gusto.
Bueno, gracias por el tiempo. Sé que ha sido un placer para tí, aunque veo tus labios temblar de la ira.
"Ella se acercó lentamente, y su mirada me quemaba, mientras levantaba una de sus cejas. No tuve otra opción, esta vez le tocaba a ella. Me besó y pasó sus dedos entre mis cabellos casi jalándolos, apretando su mano contra mi cabeza, como si temiera que escapara en cualquier instante, y empezó a reirse, mientras yo la seguía besando. Murmuraba algo".
Tengo que entrar de nuevo. Te amo.

martes, abril 19, 2005

Uno solo, aunque partido igual daba...

La incompleta muestra de una vida le servía a la gente para elaborar los ya dogmáticos prejuicios sobre este tipo. No es que me enoje con él, pero creo que debería defender su imagen... claro que no creo que lo haga sin motivo; es más, confío en que tenga un plan maestro, uno de esos planes que no se ven venir, y de pronto... plaf! te golpean la cara con violencia, mientras no sabes, aturdido, qué es lo que te espera después de esa blanquesina luz que te envuelve luego se semejantes golpes.
No es fácil dormir con ese tipo en la habitación contigua. Empieza a hablar solo, y en menos de media hora esta gritando, y maldiciendo. Lo peor es que habla en voces. Ah, eso es algo que tengo que aclarar.
No le entedí bien la explicación que me dió una mañana que murmuró algo y me quedé mirándolo. "Disculpe, es que yo hablo en voces", se limitó a decir, con esa cansina sonrisa que tiene.
La siguiente vez que le ví no pude ocultar mi curiosidad sobre eso de "hablar en voces", sin embargo resultó siendo más simple de lo que me esperaba, y es que tan solo se refería a que él conocía 8 idiomas y, viviendo en esta pequeña ciudad, y en ese cuarto que tiene paredes tan gruesas como una galleta (y tal vez el tamaño de un paquete de estas), no podía practicar mas que consigo mismo las "voces" que conocía. Me dolió en lo más profundo del ego el haber perdido mi tiempo obsesionándome con un detalle como "yo hablo en voces". Sin embargo mi interés empezó a crecer de nuevo cuando empecé a entender algunas de las "voces" en las que hablaba. Al pricipio creí que él no conocía bien las "voces" en las que hablaba, pues constantemente cortaba el flujo de sus monólogos, o comenzaba otros sin sentido. A veces incluso relataba historias que se inventaba a medida que las iba diciendo. Otras, tan solo palabras inconexas, horas y horas. Yo entendía, un poco, el latín, por que al principio hablaba lentito, caso como recitando para un anciano, pero luego, como el carro de la montaña rusa que sube lentamente hasta la cima más alta, de pronto comenzaba a hablar con una velocidad increíble, hasta que se le apagaba la voz, y tan solo el jadeo acompañaba "voces" en varios idiomas, que parecían invocar de nuevo fuerzas. El silencio, y después el monologo, como el río, sereno y lleno de vida, una vida fascinante.
No entedía al menos 5 de los idiomas que hablaba, y supe entender que eran 5, aunque en un principio no podía decir con certeza cuantos eran. Fuí, por lo menos, entendiendo las características de cada uno, si bien no me ayudaba para entenderlos. Entonces supe que eran 5. Y los que yo entendía: el francés, el alemán, el inglés, y el castellano. ¡son 4! Como sea.
*-*

Entonces empecé a pensar en las utilidades de entender las voces que él emitía... no encontré ninguna, sin embargo, y a pesar de que el sueño me embargaba todo proyecto a veces, duraba hasta el último segundo, sacrificando mis fuerzas, para intentar atender a los monólogos de mi compañero del cuarto contíguo. Creía haber entendido un día que sus charlas giraban en torno a un tema en específico, cuando ¡PAM! cambiaba, y de nuevo era un sufrimiento averiguar de qué hablaba, horas y horas, conbinando los idiomas, parando de vez en cuando, cambiando de idioma con naturalidad y con cierta elegancia, suavemente, conectando idiomas que se parecían, de modo que no podías decir con certeza en qué momento había cambiado de lengua... y como sea, me ocupé un tiempo de eso, mientras no le conocía. Pero eso cambiaría, y eso es lo que me falta relatar.
Le veía en el campus de la Universidad, pero no pensaba que eso me ayudaría a comprenderlo...
*-*

Bueno, y eso es lo que podemos llamar el inconcluso monólogo de la desgracia.
Podía dividir en unos 4 tipos o algo por el estilo los discursos de mi compañero: El monólogo de la desgracia, el de la destrucción, el de la alegre melancolía, y el de la paz antes de la guerra. Hoy pude oír un ejemplar monólogo de la desgracia, y bueno, no lloré solo porque no ha llorado en años, en bastantes años.
Como sea, estaba contando como lo conocí. Lo ví en la universidad, cosa que no es que extrañar (me refiero a como lo conocí). Y bueno, días de fiesta y días de elecciones garantizaron una tranquilidad incómoda en la universidad; y esa especie de cucarachas, que se conocen como "nerds", que se entierran desesperados debajo de los libros cuando la luz del sol les puede dar, corrían desesperados de biblioteca en aula, y de cafetería en sala de reuniones. En una de esas mañanas puerilmente cristalinas, y cuando el día estaba perfilándose un poco extraño, él apareció haciéndolo un poco más. Y bueno, luego averigué que sus "clases" cosas que solía dar a un grupito, eran una especie de monólogos, monólogos que no se parecían a los nocturnos, pero que sin duda guardaban ese estilo tan suyo.
Supe conocer en él escasas ganas de enseñar, en realidad parecía presumir lo que sabía. Si uno quería aprender algo, era investigación, y la práctica era oír hablar a este espectáculo caminante, ese ente embutido en chalecos elegantemente apolillados (era una dignidad tal...).
Le hablé después de uno de esos tediosos monólogos, en los que no hacía más que explicar curiosidades de idiomas y costumbres de vida de la población que usaba ese idioma. Esperaba una misteriosa respuesta, pero toda la información que me dió fué mecánica, algo que me dolió algo, pues creía hacerle preguntas únicas y ocurrentes, y él respondía sin esfuerzo, como una entrevista rutinaria de trabajo...
Luego le saludaba en los corredores, pero rara vez podía hablar un tiempito con él, lo único que pedía.
*-*
Se registra en criptología...

Entonces no creí que fuera tan grave, digo, al fin y al cabo, siempre me da curiosidad esos tipitos... desde que era un chico, pero en realidad a veces no podía pormir pensando en la malignidad, en la condescendencia, en la tolerancia, y todo estúpidamente alterado por horas de monólogos que me flotaban alrededor, que gritaban cuando estaba por caer dormido, que me perseguían en sueños, que me motivaban a escribir extrañas inscripciones (en las que el grupito de novatos de egiptología de la carrera de Lingüísitica se divertían descifrando). Caminaba un día oscuro, hanendo camino de mi casa, y sentí a alguien corriendo detrás. De pronto, vino hacia mí. Me sacudió el hecho de que esta vez no era esa cansina, irrealmente ronca y algo baja voz; sino clara, vibrante, y hasta algo quebradiza. Dijo mi nombre. Me resultaba extraño, la voz de aquel tipo embutido en esos trajes tan viejos, de pronto era la voz de una mujer, mucho más joven, pero no menos de 4 años mayor que yo.
Me parecía inclinada a besarme, o fué lo que de pronto supe que yo quería. Me encantaba la personalidad de ese tipo, y ser su amigo era una cosa que no deseaba, por que pensaba en él como algo más que un amigo, sino un líder, un extraño lider, que de destrucción y persecución ultima el ensamblaje de una nueva manera de ver cosas que parecían tan evidentes... Líder que ahora era mujer, a la que ahora deseaba con animal pasión, y que me tenía al borde del crimen.
Temblaron sus labios, y ella me miraba llorando. Perdí algo de mí en ese intante.
*-*
Un, dos...
¿Qué me dijo después de haberme llamado por mi nombre, regresándome de donde demonios estuviera, mientras mi cuerpo arrastraba un par de piernas por ese camino que, extrañamente, era el único que se llenaba de barro en todo el lugar?
- "Dos, uno de ellos El Mejor, y uno se quedó sentado al lado del otro.
"No querrías saber, le dijo a un tercero que se acercó, acerca de este corazón... ¡Mucha pena me dá tener que decirte que no tengo!" -dijo ella, y levantó los brazos, tal como me la había imaginado en su cuarto noche tras noche- "Casi de noche, cuando no queda que comer, no tengo otro remedio que almorzar lo que debería ya haber acabado, y vuelvo a revolcarme en el mismo lodo, no creo que quieras saber de ese olor" -ella hablaba una especie de... latín-francés-con-toques-de-español- "Me conformo con no tener que decirte lo que de verdad se me pasa por la cabeza -dijo el mejor, de entre ellos el tercero, para ahora-. Casi no tengo inventiva, y se me agotan las mentiras; me quieres delatar, y yo no te conozco, pero a tu regazo apoyo mi cabeza, y siento que mis propias lágrimas pesan como ajenas -En este punto el otro no quería dejarse ir por la emoción del momento, y dijo-. ¿Quieres entonces de una vez decirme, qué almuerzo, qué lodo, qué corazón, qué verdad, qué cabeza, qué lágrimas, y cual regazo? No tengo regazo para tí -el primero, que ahora era el mejor, apoyó la cabeza en un arbol, y le dijo al tercero, que fuera el mejor-. Nunca te quise decir, pero la inventiva salía del lodo que comes, y comes con las manos. Las lágrimas las sientes ajenas, por que no tienes cabeza, ni ojos, y menos lágrimas, ante tus pequeñas y mis grandes mentiras, no supe más que llorar, mientras dormías sobre un tronco enmohecido (tal era el regazo del que hablabas) -Entonces el tercero, después de callar, se puso segundo y dijo-. Eso, mi amigo me sigue sonando como una más de mis mentiras. ¿Tan hábilmente has copiado mi estilo? Si lo que dices fuera cierto... ¡Como puedo ver!" -ella se quedó quieta un instante, mientras la lluvia caía elegantemente sobre la capa gruesa que llevaba, ondeando, con todo y la lluvia- "No ves, y he ahí la más grande de las mentiras que te he contado, aquella eterna oscuridad que no puedes conocer más que conceptualmente es el escenario de lo que la desenfrenada inventiva que obliga a ver te susurra a los oídos, que si te sirven; y no me preguntes del mar, que nunca existió uno, te lo has inventado".
En este punto yo no sabía de qué demonios hablaba ella, pero sabía que ella estaba relatando algo que en algún lugar antes se había dicho, pues este no era el estilo de sus monólogos inventados, sino parecido a lo que dice en sus "clases".
- "Con ese comentario -continuó diciendo- los otros dos subieron tanto, que, si hubiera habido alguien más que los tres, el que fuera el primero no hubiera quedado ni en último lugar. Pero él solo descansaba un instante, y, subiendo todavía más alto que los otros dos, respondió -No tengo oídos, y ustedes no existen, tan solo por que ese silencio me ha matado siempre, los inventé".
"Tal es la gracia del concurso de las mentiras en tierras altas, al norte del bosque de los empalados" -ella calló un momento, y luego dijo, como si nada- Este relato lo contaban en el norte de Valaquia a los niños, antes de dormir. Me pregunto si se dormían con eso en la cabeza... Pero, yo no puedo dormir, y tu tampoco. La culpa era de la pared. Esa pared es la ceguera que nos despertaba la imaginación, y cuantas veces no me había imaginado tu rostro y tus expresiones, mientras hablaba y hablaba, y supe que no te molestaba... hasta que empecé a fantasear...
Mi pulso iba rápido y solo tenía lodo por todo mi cuerpo; la peor armadura contra la tentación de mi vida.
*-*

Una de muchas

Hasta aquí llega la historia, a partir de ese entonces, nada de lo que pueda relatar parece ser real, y menos ficticio. Corrí, corrí con todas mis fuerzas, espantado por la fuerza y el tamaño de ella. Aunque quebradiza y algo frágil, tremenda y terrible, mirándome desde arriba.
No creo que se haya mudado, ni creo que se haya callado, es solo que no quiero oír lo que dice, a tal grado que mi mente ha acallado sus monólogos... y de día, como el cruel ataque de la locura más inoportuna, me llegan, palabra por palabra, frases inconexas, el eco de su voz, una aterradora grabación exacta y completamente sensible de lo que seguramente intenté no escuchar la noche anterior.
Otras veces despierto con ella a lado. Abrazándome, y murmurando en varios idiomas, y caigo de nuevo dormido, y me encuentro luego en los lugares más extraños, y... ahora no sé si duermo de día o de noche, si lo que pasa es verdad o mentira, y de lo único que tengo certeza, persiguiéndome en todas las situaciones, es de las voces, que ahora me llaman maestro, de las clases, a las que ahora me dirijo yo. Me dá miedo ir al cuarto que ella ocupaba, por miedo a comprobar que, ahora que lo pienso bien, nunca existió.

Temporada de recreación

2/febrero/2004

Inmutabilidad.

Cada día pesa más, y no se puede evitar. Ella cambia, como si no me diera cuenta, pero yo no, y cada día me es más pesada, pero ¿como empezo?

Recuerdo haberla cargado en mi espalda casi desde que nació. Así calmaba sus miedos, mitigaba su llanto, sabía que no duraría para siempre, esa paz, esa quietud, y juntos ver el amanecer, fatigados, llenos de sudor y lágrimas.

Pero cada día tenía un poco más de mí en ella, cada día un pedacito de mí se iba, recorría su ser, quizá luego lo dejaba ir, pero lo cierto es que a mí no volvía.

Y luego comenzaron los golpes. Pequeños golpecitos sin intención, y luego dolían más y más. Al principio lloraba, pero creo que luego se hizo más fuerte. Y así era ella, cambiante, nunca era la misma de ayer, solo el olor... aquella fragancia era lo que me permitía reconocerla.

La tenía en mi espalda una mañana, una de esas agitadas mañanas de lunes, y no me dí cuenta, pero recibió otro golpe. Tampoco me dí cuenta cuando su pie tocó el suelo.

Entonces se posó en sus piernas. Se estuvo en pie un rato, inmóvil en aquel lugar, balanceándose de un lado a otro, probando cuan fácil era tenerse en pie por sí misma... al cabo de un rato me miró, me miró aterrada, y como si nunca hubiera visto mi rostro, y le tuve miedo yo también. Era inmensa.

Volteó a ver el camino, lleno de gente, y se puso a caminar lentamente. Yo estaba tan aterrado que no pude dar un paso. Y allí me quedé yo. Nunca pude ver sus cambios, pues siempre estaba tan ocupado en tenerla a cargo, siempre sobre mis espaldas. Yo no he cambiado nada, ni siquiera un poquito.

Inmutabilidad.

3/diciembre/2004

corresponde al vacío llenar con su triste silencio el espacio que el resto ha rechazado, como la madre que mima más al chico o al más débil de sus vástagos... ¿como quieres vivir en esta especie de vacío, si el vacío ya es la negación de que estás?... o es que... no has visto nada, y no sientes más que la tristeza del silencio... y no has visto venir... que el vacío te ocupaba lentamente, lento, pero continuo, y que todas tus fuerzas eran drenadas y que la alegría se derretía, mientras se hacía partes del todo que no acepta al vacío... pero ahora que no crees tener nada más que decir... ahora que el dolor del silencio es tu única tranquilidad... ahora te has dado cuenta, amor mío... que eres parte del vacío... y que eres un espacio que todo ha rechazado llenar... y solo el vacío te llena... y... en medio segundo... ¿de qué estaba hablando? (ah de algo que ya no existe...) no importa.

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Caras que se llenan de alegrías... y ríos que se mueven, mojados en la eterna carrera que han tomado... y el agua ha jurado permanecer húmeda por siempre, y tal era su juramento, que se hizo la bandera y la característica de la humedad, pero la verdadera humedad un día fueron las lágrimas. Apenada la lluvia, mojaba suavemente el rostro de una joven, que lloraba y lloraba. Y tan joven era el mundo que tenía conciencia, que la lluvia no conocía dolor más grande que ese. Lavó las lágrimas catorce veces, pero nunca dejaban de salir, y la herida de la joven se hizo profunda, y ella murió. Nunca supieron la verdadera razón de su llanto, la lluvia, el agua que antes era solo un contacto con aquella masa suave... casi aire. Extrañó a la joven, y el dolor que ella sentía merecía ser recordado, pensó. Así, la lluvia tomó la contextura de esas lágrimas, y su humedad se hizo una canción, canción que hoy habla con tantos idiomas, que tal vez ya no signifique lo mismo que significó alguna vez. Sin embargo las caras felices ocultan su rostro casi siempre de la llvvia, y mojadas cabezas huyen cabizbajas... y las máscaras se caen, y la lluvia logra rememorar, tal vez por unos segundos, el dolor que aquella joven sentía, y el dolor al que el hombre ha sido condenado desde que el agua adquirió la gracias de esas lágrimas (pues, al depender del agua, dependemos de un recuerdo doloroso, no es mi culpa).

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Doce vidas se extinguieron un día. Entre ellas se conocían, pero nadíe aparte de ellos los recordaba. Entonces, nada pasó ese día.

Organización y ocupación de espacio...

Bueno, aunque este título dé para interpretaciones un poco geopolíticas, he decidido organizar mis escritos, que hasta ahora estaban en partes, para que se puedan leer, y eso por que el orden de las fechas de publicación van de la más reciente a las más antiguas, haciendo de la lectura un poco intuitiva. Voy a comenzar con un compendio de todo lo que escribí hasta el 2004... y creo que eso... por otro lado... quién viene a mi blog? nadie, como sea, espero poder organizarme para poder leer yo, con más claridad... además... nunca se sabe...

lunes, abril 11, 2005

Find and replace (faasuto paruto)

Es increíble. No creo que haya pasdo el tiempo suficiente, y así y todo no tengo idea de quién eres. Me extraña tu rostro, pero más me extraña que te veo y no puedo evitar sentirme triste. Bueno. Fué mala idea venir. Me voy.
Bueno, me aprecia. Sé que me comporto mal con ella, pero parece que así y todo me aguanta. No creo que me diga gran cosa la variedad de caras que pone al verme, y no creo que puede decir que la conozco, después del poco tiempo que la tuve que atender en esa pequeña ciudad. Ella entró por la puerta de mi consultorio, y no me gustó la costumbre que tenía de sonreír cuando conocía a alguien. Supongo que yo también estoy un poco loco.
No veía mejora alguna en su caracter, y la razón por la que la trajeron a mi consultorio se podía resumir simplemente en que "estaba siempre ida". Me veía en poco tiempo aconsejándole que finja delante de su madre, solo para que la deje de molestar, y para que ella pueda ser ella. No pensaba hacerla cambiar, no me parecía una persona anormal, y creo que mi principal misión era convencer a sus padres de que ella era lo que era, y no había necesidad de hacer gran alboroto por sus "ataques". Ah, lo de los ataques... bueno, simplemente a veces se ponía como eufórica, y bueno, eso asustaba más todavía a sus padres, que la habían hecho crecer en una casa que parecía haber alforbrado hasta el aire. Era pesado el ambiente, y las voces siempre se oían apagadas, tenues, y ligeramente gentiles en esa casa. Supongo que un pisotón o un baile sobre una alfombra se termina sintiendo igual que sobre nada cuando pasa un tiempo.
Pero un día vino a mi consultorio y descubrí la secreta razón por la que su madre me había dicho que tuviese cuidado con ella cuando fuera a tratarla. Ella llegó, me miró dos veces, e invirtió completamente los papeles

viernes, abril 08, 2005

A ver esto

Bueno, buscando, a ver que puedo encontrar, por ahora:
www.trucoteca.com/guias/4/6587/pokemon-rojo-fuego.php
y... esto: http://www.studiopokemon.com/foro/viewforum.php?f=11
Bueno, por ahora creo que es todo.