sábado, mayo 19, 2007

Crónicas del orígen de la Tríada IV, V

IV. Otra cara del asunto

El martes encontré a Юлия (Yulia) mirándome mientras duermo de nuevo.

Alguna gente les llama románticos, otros los llaman perversos, pero algunas de estas personas genéticamente perfectas se sienten atraídos por las imperfecciones de nosotros, los hijos naturales. Al parecer Юлия es una de estas personas. Al parecer.

El asunto es que esta gente, que vive 145 años y 3 meses, se comporta como adolescente o jóvenes (y se ven como ellos) hasta los 30 años o más. A Юлия uno no le pone más de 20 años (y si vemos cómo se comporta unos 16), y creo que ya tiene 35. De paso Antoinette y Юлия nunca han estado en la guerra, y la vida las ha tratado bien. No me sorprendió ver en unos pocos días... que Antoinette esta ayudando a Юлия para que quede conmigo.

Yo paso de ambas ¿Por qué? El viaje es más importante, creo. Los documentos que nos han encargado, los papeles que aún estan desprotegidos y a merced de algun bombardeo masivo, aquellos textos no me dejan dormir.

Viajar desde el centro de la ciudad, donde vivíamos los tres, hasta las zonas periféricas, y de ahí a una oculta estación de buses que parte a las ciudades en guerra, toma una semana y media. No es de extrañar, esta ciudad tiene 85 millones de habitantes, y es inmensa. Los aviones y helicópteros, por otra parte, hace años que solo se fabrican para la guerra. Llevamos 5 días viajando ya.

De paso... tengo malas experiencias... tanto con las naturales como con las perfectas.

V. Mis libros de Slujter y otras malas experiencias

Ese día se estrenaba el nuevo libro de Slujter. Mientras esperaba en la corta fila a que se abra la librería me puse a acariciar el reloj en mi muñeca izquierda con la otra mano. Era un regalo de ella.

La recuerdo bien, porque la gente perfecta termina teniendo dobles por todas partes. Solía soñar con ella todas las noches y pensar en ella hasta que me dolía el pecho. Tonterías de un enamorado.

El reloj era el perfecto regalo de alguien con un perfecto sueldo a su mejor amigo. No lo quise entender así... y ella me rompió el corazón. No fué su intención, claro, pero en ese entonces yo no entendía... el cruel juego del amor. Yo era un hijo natural, ella una perfecta. Sus padres mismos no hubieran aceptado que ella, a sus 80 años y con el cuerpo de un natural de 35 o 40, este cuidando de un natural de 80 años y más. De paso... a ella le gustaba la gente como ella.

Esperaba que la librería abra... cuando me enteré que murió en el bombardeo de ayer, porque su ciudad dejó de ser neutral. Su reloj desapareció en medio de un agitado bus una mañana de verano, casi tan silenciosamente como yo había intentado desaparecer de su vida.

Volví a enamorarme de una chica perfecta cuando estudiaba lingüistica en Kiev. Ella me había contado cuando nos conocimos que varios de sus novios habían sido naturales, y... pensé... pensé mal. Solía besar el muñequito de madera que ella había hecho, y que colgaba de una soga delgada que ella había tejido, otro inocente regalo. Sentía un amor tan sereno por las artes manuales... que yo llegué a amarlas a su lado también. Cuando me enteré que ella sujetaba con la boca el cabo de la soga para incrustar el muñequito de madera... me dí cuenta que besaba la parte equivocada.

Vive en Strutburg y creo que rechazó esta misión porque teme por su vida. La comprendo, aunque quisiera ver cómo esta ahora.

Me enamoré de una natural en la fila del estreno de un libro posterior de Slujter. Formados, hablando y riendo. Su pelo como cascadas de plata azabache, su tierna sonrisa y su extraña costumbre de mencionar primero los anteriores libros de Slujter siempre, su moda desenfadada o su pequeña colección de revistas del siglo XX; algo me enamoró de ella.

Slujter era quizás el último romántico en un mundo práctico por completo, melodramático por vocación, victimista por las circunstancias caóticas de la guerra, frío por años de insensible televisión. Por él había creído en imposibles, de él había sacado esperanzas, y a través de los lentes que sus libros me daban ví a todas las chicas de las que me enamoré como mi pareja, ella que aguarda en alguna parte, ella que piensa que yo aguardaba en alguna parte.

El día que quemé mis libros de Slujter no lo hice porque ya no creyese en lo que decía. Es solo que pronosticaban un futuro tan incierto, posible, pero quizás por ello más desesperado...

En un mundo como este, en el que quizas mañana ya no seamos más que pasto de las bombas... el tiempo se acaba ¿Valía la pena esperarla?

Empecé a pensar que no.

Юлия (Yulia), por otro lado, parece dispuesta a todo, y cada día sus intentos son más obvios. Creo que al final mi papel en esta tierra es traducir ese texto, cierto, pero también hacer feliz a alguien, sin importar si... yo no me siento feliz en un principio.

Quizás un día despierte y la vea como la persona que había estado esperando. Es más... quizás ella es la que estaba esperando.

Con eso en mente... me fuí a la cama. Mañana salimos de la ciudad.

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Los anteriores textos fueron publicados por episodios en mi fotolog el mes pasado. Los floggers, al parecer, no son muy dados a la lectura, y la mayoría de los textos en mi fotolog son escasamente leídos; y en muchos casos por bloggers. De todos modos los publico en mi flog por la masividad del medio, que una de mis metas es fomentar a la lectura (en serio ._.).

Esta historia de VII capítulos es un preámbulo a las sagas de La Tríada, que tienen más perfil para ser novela gráfica (cómic) que otra cosa.

miércoles, mayo 16, 2007

Crónicas del orígen de la Tríada I, II, III

I. Llamada

Daniel prendió la chimenea con calma y se tomó toda la tarde en ello. Cuando el fuego estuvo de buen tamaño, las llamas jugaban haciendo formas extrañas y el humo danzaba en el aire bajo del hogar... Lanzó "Sinfonía" de Slujter a las llamas. Aunque era su autor y libro favoritos, no le remordió hacerlo. Slujter había sido su pilar, su consejero; y sus libros sus códigos de vida. Observó como se quemaban y se apoyó en el sillón bajo que arrimó a la chimenea.

Sonreía con tristeza cuando el teléfono sonó.

II. Trabajo

Al parecer me necesitaban para uno de esos aburridos trabajos que ya nadie hace ahora.

Hace 30 años se organizó una campaña mundial, y todos los manuscritos no descifrados o no traducidos todavía se pusieron a disposición de todos los expertos, hasta que no quedaron mas que dos como enigmas para generaciones futuras.

Pues bien, se había encontrado uno nuevo, y mi trabajo ahora era traducirlo. Trabajaría con Antoinette y Юлия (Yulia). Las llamé y nos citamos en un oscuro cafecito.

Cuando llegué ambas ya habían llegado. Me senté en su mesa y las miré un rato. Las dos eran chicas perfectas físicamente, hijas de la revolución genética. Nunca se enfermarían y vivirían exactamente hasta los 145 años y tres meses. Yo era un hijo natural de un olvidado matrimonio natural.

Ordené un café sin azucar, y saqué el mapa de mi bolso. Teníamos que ir a una ciudad vecina. En estos días hacer tal cosa, incluso solo eso, es arriesgar demasiado la vida. De todos modos, los tres habíamos aceptado el trabajo, los tres iríamos.

Y es que... El mundo de hoy en día es un asco.

III. El mundo de hoy en día

Como tontos quisimos reconstruir nuestras ciudades. Apurados levantamos de nuevo nuestros edificios, erigimos museos de nuevo. Ilusos intentamos rescatar nuestras costumbres, nuestra rutina. Intentamos salvar una civilización que había nacido, hija de cientas del pasado, para morir y matar. La ilusión no duró un año.

La guerra ha azotado el planeta entero por años, las ciudades son gigantescos cementerios. De día granizan balas del cielo, y de noche llueve fuego.

Todo lo que valía la pena ha sido entregado a las pocas ciudades neutrales que aún existen. Masivas ciudades con 70 millones de personas luchando por no ser echadas, pues fuera de ellas la guerra te traga, transforma, usa y, finalmente, elimina.

Antoinette era hija de una pareja francesa, aunque vivían acá desde que comenzó la guerra. Юлия (Yulia) era rusa, pero vivía acá desde niña. Ambas le habían perdido el respeto a la guerra a fuerza de vivir acá tantos años. Yo visitaba las fronteras de la ciudad... los barrios a los que aún les llegaba el fuego cruzado... para no olvidar dónde estaba.

La guerra ya no tenía razón, hace años que toda causa se había extinguido en un mar de odio y venganza, que ahora alimentaba esta furia que no tenía fin. Los que antes servían como refugios subterráneos para guardar obras de arte ahora eran refugios para la gente que vivía en ciudades en guerra. Las viejas fábricas de alimentos, ropas o muebles ahora solo producían granizo para el día y fuego para la noche.

En este mundo, a una de esas ciudades, ahí íbamos.

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Los anteriores textos fueron publicados por episodios en mi fotolog el mes pasado. Los floggers, al parecer, no son muy dados a la lectura, y la mayoría de los textos en mi fotolog son escasamente leídos; y en muchos casos por bloggers. De todos modos los publico en mi flog por la masividad del medio, que una de mis metas es fomentar a la lectura (en serio ._.).

Esta historia de VII capítulos es un preámbulo a las sagas de La Tríada, que tienen más perfil para ser novela gráfica (cómic) que otra cosa.