sábado, junio 10, 2006

Las lenguas de Tolkien

Este es un ensayo que escribí hace un tiempo atrás, espero que les guste.

Para más información:

Instituto Lingüístico Lambenor
Ardalambion (inglés)
Ardalambion (español, la versión más actualizada de las que no estan en inglés ^^)

Tolkien: “Los 'cuentos' fueron hechos proveer un mundo para los idiomas”

Ärda, de Tolkien y sus tierras

La mente de Tolkien construyó un mundo que parecía no tener fin. Dentro de ese mundo estuvo desarrollando durante años la historia de pueblos y razas, una historia principal dentro de un mundo en constantes cambios, pero al mismo tiempo construyendo y estabilizando las civilizaciones y las culturas de cada pueblo, de manera que cualquiera que leyese esa historia con calma, y la estudiase, llegaría a la conclusión de que ha sido una verdadera historia ocurrida en algún otro lugar.

Tolkien se basó en la mitología del norte de Europa, y así utilizó a personajes conocidos de las mitologías sajonas y nórdicas, como los elfos, los enanos, los orcos, entre otros. Pero supo organizar mucho más allá aquello que terminó llamándose Arda, el mundo terrestre, el reino de Manwë. No solo los usó como meros adornos para su historia, como personajes que le diesen variedad, sino que les dio una historia, un pasado, e inclusive visiones de su futuro.

La Tierra Media, principal escenario de los acontecimientos de Arda, albergó a los pueblos más variados, y las tres principales razas que Eru (el creador) creó se encontraron allí. Los Elfos, el pueblo inmortal, los hijos más bellos y resistentes de Ilúvatar (otro nombre para el creador), inmunes a las enfermedades y poetas encadenados a esta tierra, se multiplicaron y sufrieron en estas tierras, antes de regresar a la tierra de la que una vez se exiliaran: Valinor, el reino de los Valar, los poderes de Ärda. Los hombres, dotados de libertad más allá de la que los Elfos o los Valar tienen, llegaron después que los Elfos, fueron sus discípulos, y de ellos aprendieron a apreciar el mundo, con los ojos que solo los elfos pudieron adquirir una vez mientras habitaban en Valinor, aprendieron las artes y los oficios, las lenguas y mucho del conocimiento, y terminaron heredando la Tierra Media, al término de la Tercera Edad. Y, por último, los Enanos, el avezado proyecto de uno de los poderes, Aulë, el herrero, que deseó tanto la llegada de los primeros hijos de Ilúvatar (los Elfos), que decidió, en su desesperación, hacer él mismo a los Enanos, recordando vagamente el aire de los Elfos que había visto en una visión antes del principio del tiempo, pero haciéndoles fuertes y macizos, para resistir los oscuros tiempos en los que les hizo. Los Enanos se hicieron hijos de Ilúvatar, y fueron grandes trabajadores de la piedra, admiraron las cavernas y las obras subterráneas de la tierra, pero les fueron más caras sus obras, siendo el pueblo más trabajador.

Además de las tres principales razas de la Tierra Media estuvieron los pastores de árboles, los Ents, y las abominaciones de Morgoth, los Orcos.

Génesis de Arda

El principio del tiempo y el espacio es, según Tolkien, la expresión material del canto. El coro de Ilúvatar cantó a Arda, cantó tres veces, y Él le dio forma, dejando libres de ir a cuidar de ella a los Ainur que lo deseasen. Ellos trabajaron arduamente para ordenar Arda, pero Melkor, el Ainu que más cosas había heredado del pensamiento de Eru, también era el más ambicioso, y, consumido por la envidia y el egoísmo, constantemente destrozaba lo que los otros Valar hacían, intentando hacerse con la Tierra Media, ambición que finalmente llegaría a alcanzar.

Los Valar no quisieron hacer más daño a la Tierra Media, y la dejaron sumida en sombras, esperando el momento y el tiempo adecuados para recuperarla, y construyeron una tierra al oeste: Valinor, y la hicieron su hogar, el lugar más bello de toda Arda.

En medio de la oscuridad de la Tierra Media bajo el poder de Morgoth, Aulë hizo en secreto a los enanos, resistentes y combativos, y les empezó a enseñar su lengua. Eru no permitió que los enanos anduvieran antes que los Primeros Nacidos, los Elfos, y los puso a dormir nuevamente. Un tiempo después aparecieron los Elfos, a las orillas del Cuiviénen. Se divirtieron paseándose y poniéndole nombre a las cosas, hasta que fueron encontrados por Oromë, y él les propuso ir a Valinor. Algunos le siguieron, y otros se quedaron, dividiéndose por primera vez. Para cuando fueron exiliados los Noldor, un pueblo elfo, de nuevo a la Tierra Media y a Beleriand, los Elfos que habían dejado ya habían hechado raíces, habían desarrollado un idioma distinto, y no pasó mucho tiempo antes de que los otros hijos de Ilúvatar, los Hombres y los Enanos, aparecieran por entre las Montañas Nubladas, la frontera este de Beleriand.

El humus lingüístico

Pero si hay algo que le ha dado vida y ha hecho del trabajo de Tolkien casi titánico, son los detalles que el mundo que creó contiene. Detalladamente describe geografías, cursos de ríos, posiciones de montañas, bosques inmensos, además de crear numerosas bestias y árboles y plantas. Punto y aparte merecen sus idiomas.

Tolkien fue profesor de literatura y lengua inglesa en la Universidad de Oxford, y la principal fuente de la que él alimentaba su imaginario era la lingüística, campo del saber humano que no solo le competía profesionalmente, sino que le apasionaba, desde cuando leía tratados sobre lenguas pre-célticas a la edad de ocho años. Aunque de joven, junto con sus compañeros de la universidad se divertía creando esporádicas lenguas que luego usaban entre ellos, el trabajo que emprendió el resto de su vida fue, por mucho, inmensamente más grande.

El primer idioma que creó fue el “gnómico”, idioma del que tomó algunas raíces para sus lenguas posteriores. Los idiomas reales a los que él más quería asemejar los suyos, eran el finlandés y el Galés, idiomas que lo habían enamorado de sobremanera, y que, de igual manera, influenciaron fuertemente en los dos principales idiomas que hizo. Así, el quenya se parece al finlandés, y el sindarin tiene, fonéticamente, mucho parecido con el Galés.

El quenya fue ideado como el “Alto Élfico”, el idioma que los exiliados llevarían a la Tierra Media, y que, con el paso del tiempo, intercambiarían con el sindarin varias palabras. Tolkien se preocupó por elaborar un Élfico antiguo, un quenya de Valinor, un quenya tardío, un sindarin rudimentario y un sindarin elaborado, cada uno con características fonéticas, y estructuras gramaticales diferentes, con raíces comunes, en algunos casos, pero con usos diferentes.

El quenya tiene características que le separan rápidamente del sindarin. Como por ejemplo, la mayoría de las palabras en quenya acaban en vocal, y el uso de diéresis en las últimas vocales fuertes es regular. En el sindarin, en cambio, la mayoría de las palabras terminan en consonante, haciendo de la escritura propia de cada uno diferente. Si nos ponemos a usar las Tengwar, el alfabeto fonético que Tolkien elaboró para los Noldor, en el sindarin las vocales se escriben siempre junto con la consonante que les sigue, y, en caso de inexistencia, se escribe encima de un “portador” símbolo que no tiene sonido, pero que sirve para llevar la vocal. En el quenya, por el otro lado, es al revés. Con el paso del tiempo, aunque muchos pueblos usaban las Tengwar, cada uno le ponía diferentes equivalencias a ciertos Tengwar, acomodándolos a los usos de cada pueblo.

Las cirth o certar, las runas que fueron creadas por los Sindar antes de la llegada de los Noldor, decayeron en uso entre los elfos, pero en cambio fueron adoptadas por el pueblo de los enanos, que pocas modificaciones le hizo, y por la lengua negra de las huestes de Morgoth, y, después, de Sauron.

Las cirth son algo más constantes en cuanto a la equivalencia de fonemas de distintas comunidades de usuarios, pero algunos cirth fueron introducidos por otros pueblos, para completar algunos sonidos que los cirth originales no representaban.

El Adûnaic, la lengua de los hombres, no fue bien conocido por los historiadores elfos, y tan solo pudieron identificar relaciones con el khuzdul, la lengua de los enanos, y el idioma de los Elfos Oscuros, de manera que no se conoce el idioma humano original y sin influencias.

El Khuzdul antes mencionado fue la lengua que Aulë les enseñó a los enanos, y que ellos tuvieron en gran secreto, aunque se sabe que Tolkien se basó en leguas de Europa mediterránea y Asia para su elaboración, como el griego y el hebreo.

El Valarin, en fin, fue un idioma que poco le gustó a los Elfos, y que los mismos Valar tendieron a dejar de lado una vez tuvieron a los Elfos a su lado. Aunque las entradas de este idioma son limitadas, se sabe que sirvió de inspiración para crear la Lengua Oscura, el idioma que Morgoth hizo para que todas las criaturas que estaban bajo su mando manejaran, aunque con el tiempo los mismos servidores de Sauron terminaron usando el Oestrom, la Lengua Común de finales de la Tercera Época.

El Oestrom, la lengua común, fue representada por Tolkien con el inglés contemporáneo, y, para reflejar el Oestrom más culto y clásico, utilizó los rudimentos remanentes del anglosajón clásico. A nuestro idioma el Oestrom ha llegado como el español, utilizando palabras más elaboradas para representar el Oestrom Culto, sin embargo este cambio es poco visible en nuestro idioma, pues no se usa términos anacrónicos ni discriminables del Oestrom normal.

Sin embargo ahí no acaba la cosa. La más interesante de sus lenguas, para mí, es el Éntico. El Éntico no es como ninguna lengua que exista en la tierra, y es, en realidad, un triunfo creativo de Tolkien. Utiliza sonidos que ni los elfos ni los humanos diferenciamos, pero que los Ents si pueden, y por eso ningún Elfo ni Humano ha logrado aprender en éntico. Aunque los Ents saben sindarin y Oestrom, a nadie han intentado enseñar su idioma. Tolkien define esa lengua como "lenta, sonora, acumulativa, repetitiva, de largo aliento por cierto; formada por una multiplicidad de matices vocálicos y distinciones de tono y cantidad que ni siquiera los más eruditos entre los Elfos intentaron representar" y los ents tienen el concepto, como seres inmortales, que el nombre de cada cosa debe ser contar su historia, y que el nombre de las cosas va de continuo en crecimiento, un ejemplo del éntico traducido al Oestrom: "esos... burárum, esos ojizaínos, maninegros, patituertos, lapidíficos, manilargos, carroñosos, sanguinosos, morimaite - sincahonda, huum, bueno, puesto que sois gente que vive de prisa, y el nombre es completo como años de tormento, esos gusanos de los orcos...". El éntico es un idioma ineficiente, pero bello, y cada nombre bien puede ser una descripción minuciosa de lo que ellos piensan y han visto de ese objeto o cosa.

Aunque Tolkien, en su búsqueda de la perfección en sus idiomas, no dejó de modificarlos hasta que murió, dejó ingentes cantidades de palabras, verbos, formas, raíces, y la posibilidad de formar palabras compuestas para crear nuevas palabras en la más grande de sus obras: sus construcciones lingüísticas. Actualmente hay gente que se entretiene escribiendo textos en sindarin o quenya, y no son pocos los que se han interesado genuinamente por Tolkien y su mundo después de la popularización de su obra con la aparición de las películas basadas en sus libros.

Y sin embargo, pocos pueden creer que el mundo que creó fue principalmente, un lugar donde la gente pudiese hablar las lenguas que él había creado, como dijo él: "La invención de idiomas es la fundación. Los 'cuentos' fueron hechos más para proveer un mundo para los idiomas que al revés. Para mí, un nombre se me ocurre primero, y el mundo sigue... [SA] es para mí... más que nada un ensayo en "estética lingüística', como a veces digo a gente que me pregunta '¿de qué se trata todo esto?'”

"Nadie me cree cuando digo que mi libro largo es un esfuerzo para crear un mundo en el cual una forma de lenguaje de acuerdo con mi estética personal pudiera parecer genuina," dijo él, más en manera de queja ante la incredulidad que esas declaraciones producían, "Pero es verdad." (Cartas:264).

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bueno como no he leído a Tolkien perdería el tiempo hablado sobre sus mundos y bueno sobre lo que obviamente mas le gusta, el lenguaje.

Asi que dira cosas sueltas como que cuando fue docente no recuerdo si en Oxford o alguna otra universidad, ayudo a Lewis a publicar sus cronicas de Narnia, porque le gustaron.

Y que no estoy de acuerdo en eso de primero el lenguaje y luego el mundo, alla el, si cree asi...

En algun lugar lei algo que me hizo pensar: Si, el lenguaje influye en la gente o viceversa, pero tiene mucho que ver... Pienso en los italianos, su idioma es de sonidos agradables palabras cortes interesantes, y ellos en general son asi, y luego pienso en los alemanes, con su idioma que parece que te gritaran en la cara, aunque te estuvieran diciendo las cosas mas lindas del mundo...

En fin... creo que este texto deberia ser menos denso para motivar mas a la gente que no conoce sobre el autor, a leerlo de todas formas, digo yo, no lo puedo afirmar, que alguien que no conozca el tema se terminaria por aburrir, eso digo yo y no lo puedo afirmar.

Y nada mas...

Creo que eso es todo lo que dire...

"Y que no ejecutare, ni dire cosas nuevas, y que mis obras se asemejan en grandeza y simpleza a las de Dios, y a las de todos los hombres"... Jorge Luis Borges, lo escribio asi, o algo parecido.

Saludos.

Anónimo dijo...

Ah... por cierto, feliz cumple loser querido!!! sorry por no estar presente.

:S

Real Unmaker dijo...

Los "cuentos" y las historias que escribió las hizo para que los lenguajes que confeccionó tuvieran un uso real, aunque sea en una realidad virtual. No dije, ni él tampoco, que el lenguaje o las lenguas sean primero que el mundo, solo contaba su experiencia personal.
Sé que nunca te ha interesado ni Tolkien ni la lingüística.

Si Borges escribió eso, no quita el aire de arrogancia que destilan todos sus textos, y no tiene sentido, viniendo de él, de paso.

Bueno, solo publicaba un ensayo, es todo. Los ensayos suelen ser sobre temas que nadie conoce, y alguien que esté buscando en internet al respecto del lado lingüístico de Tolkien podría hacerse eco con este post. Mi intención nunca fué promocionar por este medio a Tolkien, que él no lo necesita.

Y bueno, esto me recordó a los ensayos que publicó Borges en su juventud, ninguno sobre un tema que a todo mundo le interese, y nada "para motivar mas a la gente que no conoce sobre el autor" sino para la gente que ya sabía de los que estaba escribiendo.

Anónimo dijo...

No, para nada, cualquier rato me compro el señor de los anilos, desconocer una obra que buena o mala es importante seria un error, primero quiero leer algunos otros libros de otros escritores que me gustan más...

Y bueno, que escribi de Borges es parte de un poema,y esta bueno es uno de mis favoritos, poco son los que me gustan de el.

Saludos.

Anónimo dijo...

SIGO SIN ENTENDER