lunes, diciembre 06, 2004

La incompleta muestra de una vida le servía a la gente para elaborar los ya dogmáticos prejuicios sobre este tipo. No es que me enoje con él, pero creo que debería defender su imagen... claro que no creo que lo haga sin motivo; es más, confío en que tenga un plan maestro, uno de esos planes que no se ven venir, y de pronto... plaf! te golpean la cara con violencia, mientras no sabes, aturdido, qué es lo que te espera después de esa blanquesina luz que te envuelve luego se semejantes golpes.
No es fácil dormir con ese tipo en la habitación contigua. Empieza a hablar solo, y en menos de media hora esta gritando, y maldiciendo. Lo peor es que habla en voces. Ah, eso es algo que tengo que aclarar.
No le entedí bien la explicación que me dió una mañana que murmuró algo y me quedé mirándolo. "Disculpe, es que yo hablo en voces", se limitó a decir, con esa cansina sonrisa que tiene.
La siguiente vez que le ví no pude ocultar mi curiosidad sobre eso de "hablar en voces", sin embargo resultó siendo más simple de lo que me esperaba, y es que tan solo se refería a que él conocía 8 idiomas y, viviendo en esta pequeña ciudad, y en ese cuarto que tiene paredes tan gruesas como una galleta (y tal vez el tamaño de un paquete de estas), no podía practicar mas que consigo mismo las "voces" que conocía. Me dolió en lo más profundo del ego el haber perdido mi tiempo obsesionándome con un detalle como "yo hablo en voces". Sin embargo mi interés empezó a crecer de nuevo cuando empecé a entender algunas de las "voces" en las que hablaba. Al pricipio creí que él no conocía bien las "voces" en las que hablaba, pues constantemente cortaba el flujo de sus monólogos, o comenzaba otros sin sentido. A veces incluso relataba historias que se inventaba a medida que las iba diciendo. Otras, tan solo palabras inconexas, horas y horas. Yo entendía, un poco, el latín, por que al principio hablaba lentito, caso como recitando para un anciano, pero luego, como el carro de la montaña rusa que sube lentamente hasta la cima más alta, de pronto comenzaba ahablar con una velocidad increíble, hasta que se le apagaba la voz, y tan solo el jadeo acompañaba "voces" en varios idiomas, que parecían invocar de nuevo fuerzas. El silencio, y después el monologo, como el río, sereno y lleno de vida, una vida fascinante.
No entedía al menos 5 de los idiomas que hablaba, y supe entender que eran 5, aunque en un principio no podía decir con certeza cuantos eran. Fuí, por lo menos, entendiendo las características de cada uno, si bien no me ayudaba apra entenderlos. Entonces supe que eran 5. Y los que yo entendía: el francés, el alemán, el inglés, y el castellano. ¡son 4! Como sea.

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