martes, octubre 24, 2006

Ayer

Hace tiempo que no escribo sobre mi.

No es que este blog esté dedicado a un tema en específico, y quizás eso lo hace un lugar irrelevante en la red, un lugar en el que uno no tiene la certeza de encontrar algo últil o siquiera el mismo tipo de cosa que encontró la última vez que vino.

Ayer fuí a una bella presentación. La orquesta sinfónica de la ciudad presentó a su división Infanto-juvenil, y un poco de música de cámara. Aunque no suelo ir a eventos de esos, pues la verdad siempre había querido. Me encanta la dedicación y concentración que le ponen... quizás de un tipo un poco diferente a la de los músicos de música más contemporánea.

La paz con la que tocaban algunos temas me relajó, y la emoción en otras algunas partes era contagiosa. Muy al contrario de lo que se piensa, uno puede disfrutar mucho de piezas a las que no está acostumbrado.

Y no falta la gente, y sus graciosos comentarios. Un señor se deshacía en halagos en un acto de quinteto de vientos... y bueno, aunque tocaron MUY bien, pues pienso que otros temas estuvieron un poco más... complejos... y quizás les costaron más a los que tocaron... El nombre mismo del acto "Five Easy Pieces for Woodwind Quintet". Claro, yo no sé tocar oboe o flauta, pero es cierto que los otros temas estuvieron más... ricos, por decir algo.

Tenía que felicitar a una amiga que tocó ayer, pero, por cosas de la vida, y aunque la esperé afuera un buen rato, pues se había ido antes. Le llamé por teléfono para averiguar que ya estaba en su casa. Ni modo, me fuí.

Caminé desde el edificio de la Agencia Española de Cooperación Internacional (supongo que eso significa AECI) hasta la plaza. Ahí perseguí un señor de esos que venden café y lo ataqué con mi demanda de un café con leche. Le lancé mi shuriken, una moneda de 2 bolivianos, y me fuí a meditar al castillo de mi Damyo. Valga decir uno de los bancos de la plaza. No me pude sentar como quise, porque uno nunca puede sentarse como quiere en esa plaza.

Pensaba en la vida, y en lo complicada que suele ser. Ojalá todo fuera como en un videojuego, me dijo Alvarito, mi yo interno, que cuando vas a hacer algo importante... pues salvas tu partida hasta donde estaba y te arriesgas. Si algo sale mal... regresas a un punto en el que las cosas estaban todavía tranquilas y pueden planear mejor las cosas... hasta conseguir la victoria. Pero no, la vida no es así... y si uno no se arriesga, aunque tenga un costo... pues no se logra nada. Con eso en mente me quemé con el café la lengua.

Saboreé estos últimos días andando por la ciudad con mi lengua semiquemada...

Alcé mi vasito de plástico y brindé con mi bebida sin alcohol por estos días sin sazón, le hablé a alguien que no estaba a mi lado, y me tomé las cosas con calma por un rato. El mundo pesaba mucho, dejé abandonadas unas flores en medio de los asientos del AECI, y ahora me reclamaban a lo lejos mi negligencia.

Malas...

3 comentarios:

Anónimo dijo...

hola soy danny

me gusto mucho mucho

este relato la verdad
es que te admiro mucho

y rendirte decepocionaria a muchos
especialmente a ti

pelea! pelea =D

te kierop danny

Rafu dijo...

Siempre es un embole no poderse sentar como uno quiere en esa plaza. Curiosamente donde se grita Autonomía a los cuatro vientos. El café con leche es ideal para relajarse, una vez me puse a escribir, pero todos me empezaron a mirar raro, y me fui. Bueno,las flores perdidas, perdidas están, pero espero que tu búsqueda tenga un encuentro.

Saludos.

El Rafas... ^^

Anónimo dijo...

Para la próxima, una llamada a los amigos nunca está de más :)
Siquiera un ánimo telefónico compartiriamos! jaja
Un abrazo.