lunes, mayo 15, 2006

Sobre nosotros

 Tu voz temblaba en los espacios abiertos que de pronto descubría en mi cabeza. El eco me saturaba y mi mirada, clara y directa, te golpeaba con suavidad en la cara. Así nos entendíamos, un vals, todo coreografiado.

¿Como había acabado contigo? Por mis escritos, por supuesto. Escribí cuatro cuentos cortos sobre violencia, una mezcla peligrosa de masoquismo y sangre caliente en la cabeza, y tu me pediste otro más, y luego otro. Continué escribiendo y tu continuaste con las inusuales visitas a mi casa a altas horas de la noche. Todo invertido.

Llegaste medio borracha una noche de junio, hacía un frío de la mierda, y salí a recibirte, manchada de cerveza y con la mirada perdida. Me miraste largo rato y tu ira, salida de qué-se-yo-cual-pelea, me besó y me golpeó luego en el estómago. El golpe de una borracha no es fuerte, y tus caricias, combinadas con tus largos cabellos brillantes y misteriosamente limpios e impecables, tus ojos tristes y tu mirada clara hicieron de mí lo que quisieron. No tuvimos sexo esa noche, el calor era demasiado, o muy poco. Nos quedamos hablando, besándonos, bebiendo un poco, riendo y mirándonos hasta que te quedaste dormida. Todo extraño.

Me pareció haberte visto de día en una tienda pequeña en la que venden cd's y poleras, y una tarde en una universidad de la ciudad, con pesados libros en la mano, el cabello recogido y una ropa por demás fashion. De noche eras otra, y me asustaba pensarte en esos espacios en los que tu manía y tu silenciosa presencia era imponente pero cotidiana. De noche te deslizabas a mi ventana, silbabas suavito, hablabas un par de trivialidades con el guardia del barrio, y entrabas sigilosamente en mi, de nuevo. Estábamos todos locos, todo una locura.

Se acabaron las excusas, comenzamos extraños ritos sado-masoquista de noche, y de día la rutina de no conocernos, aunque la ciudad se había encogido tanto que nos encontrábamos en todas partes. No me gustaban del todo, pero no salía de mi casa, o sea, si salía, y casi todo el día, pero en realidad no salía, tu ya me entiendes, y entonces te tenía, hecha como para mi, y viceversa. Como si todo esto fuera una inmensa argumentación de un status quo.

Me imaginaba una vida como la de mis padres, en esa casita de comercial de TV, o una vida como la de mi hermana, en ese departamento como de película de alto presupuesto, pero estaba aquí, en este cuarto de vida de 3 por 4. Mi Pc, mis revistas y mis libros, sueldos y sueldos de libros, cd's, hardware y sofware, películas, series y más libros. Y la cereza que corona la copa. Todo urbano, pero todo hermitaño.

No deja de ser muy extraño que tu seas tan diferente. Casi como si fueras dos personas, una de día y otra de noche. Hasta por el caracter... ¿Creías que solo me refería a eso? Si, yo soy igual, pero yo no dejo de ser peculiar. Tus actos de caridad, tu manía de cuidar a los niños de tus amigas, tu infaltable asistencia a los conciertos de rock en general... Todo tan contradictorio.

Un día desapareciste. Cuando volviste, una semana después, estabas embarazada de dos meses, y me pediste matrimonio. No me lo exigiste, no me lo increpaste, me lo pediste, llevaste un anillo y yo me rasqué la cabeza media hora mientras te veía con una sonrisa (que había aprendido que eso era) y tus ojos en los míos. Había oído de la difuminación de los roles masculinos y femeninos, pero... Todo esto era demasiado.

Acepté por que no salgo. O sea, si salgo, pero quería que tu propuesta suene a que no me quedaba otra, para que ambos adoptáramos ese aire de que lo hacemos sin mucha convicción... y sin embargo las lágrimas mojaron tu vestido, y yo te abracé más fuerte que nunca, desmintiendo todo, o quizá complementando el cuadro de nuestras personalidades al desnudo. Todo cursi.

Dejamos las rutinas sado-masoquistas por que a mi no me gustaban, o por que te aburriste, nunca quise averiguar. Terminamos viviendo en un departamento como de película de alto presupuesto, decorado como las casas de los comerciales, todo en medio de un barrio tan urbano, pero con gente tan hermitaña. Todo perfecto, y no me obligues a contarte de nuevo por qué te amo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

me parece... como que todos vivimos el amor con locura, no?... hasta que al final nos quedamos encerrados en una vida "perfecta", que al final no era la que uno había planeado; no era la casa que uno sueña, tal vez no se planifica ser padre a esa edad, quizás se ahorraba para un convertible y no para una cuna, una mecedora ni un portabebé...

me encanta como Lssäs nos cuenta komo si fuera historia muy personal , muy propia si no lo conociera pensari que es un tipo contando su actual vida..
me encanta como Lssäs nos cuenta komo si fuera historia muy personal, muy propia. Si no lo conociera pensaría que es un tipo contando su actual vida...

Me encantan también las palabras usadas, me animan a buscar un diccionario y no quedarme con la duda

gracias Lssäs

FELICIDADES! the real history

Anónimo dijo...

Este ya lo habia leido en el foro del Piusc Team (lo de team lo puse yo =p).... para mayor referencias buscar dicho topic...