miércoles, junio 13, 2007

Crónicas del orígen de la Tríada VI, VII

VI. Una tarde traduciendo

Llegamos a las 11 de la noche, dos semanas después de haber partido de nuestra ciudad, a New Incheon. El primer día nos alojamos en "Hollywood", un lugar pequeño y humilde. Por primera vez las chicas durmieron con el lejano ruido de las sirenas y con las explosiones y los gritos apagados en lugares anónimos de la ciudad. Creo que Antoinette lloró al amanecer.

Al día siguiente, temprano, viajamos a la biblioteca central. Nos instalamos en el subsuelo y preparamos nuestras cosas para trabajar mientras el encargado iba a buscar los textos, celosamente guardados.

New Incheon no tenía ni diez años de vida, fundada por migrantes de ciudades coreanas que estaban en guerra. Hace cinco años un mal gobernador la metió a la guerra en menos de una noche.

El texto en cuestión provenía de las cenizas de ciudades de Irán. Sin embargo no estaba en persa antiguo u otro idioma del medio oriente. Era un texto en un extraño idioma, escrito con caracteres latinos, árabes y caracteres mezclados. Había sido un experimento fallido por unificar ambas lenguas cultas durante la época de la expansión del Islam por europa, en el siglo XII.

Descifrarlo no era tan difícil como saber el sentido alegórico del texto, donde nos estábamos tardando. El texto principal al parecer era una oración, aunque no podíamos estar seguros de ello, pues la introducción todavía no nos había llegado.

Una tarde, cuando ya teníamos la primera estrofa traducida, descubrimos que los caracteres aún tenían equivalencias sonoras identificables. O sea, todavía se podían leer en su idioma original. Eso nos emocionó mucho.

Юлия (Yulia) se apareció esa tarde con una bandeja de café y se sentó a mi lado. La miré con ternura, pues me encantaban sus pequeñas atenciones para con el grupo. Antoinette no tomó más que un vaso. Юлия, por otro lado, se quedó hasta tarde ese día, enfrascada en una línea oscura del texto. Sonreí ante su compromiso, pues ahora nuestra misión no solo era traducirlo, todos habíamos hecho un trato silencioso de traducir el texto, pero también encontrar ese idioma perdido.

Pasaron unos días, y una tarde, Юлия me dijo que me amaba. La palabra me pareció exagerada, pero entendí la escencia. Se apoyó en mi hombro, subió los pies en la silla a su lado, y se recostó en mí mientras leía la quinta estrofa, que había traducido casi toda ella sola. Oírla pronunciar un idioma perdido con tal limpieza me producía escalofríos, y temía estar cayendo de nuevo en el encantamiento de una nacida perfecta.

De pronto a ambos se nos borró la sonrisa, pues notamos que no era yo el que temblaba por su voz, o ella que temblaba al sentirse tan cerca mío, sino que temblábamos ambos, todo el cuarto. Algunas cosas flotaban a uno o dos centímetros de donde estaban apoyados.

Antoinette apareció en ese instante y se nos quedó mirando con la boca abierta.

VII. Lectura

Nos tardamos tres semanas más en terminar de traducir el texto. Repetimos una por una las palabras de la quinta estrofa, pero ninguna, por sí sola, causaba el extraño efecto que habíamos visto ese día que Юлия (Yulia) leyó la estrofa por primera y última vez.

El texto era una oración, pero más que eso, algo así como una invocación. Idiomas perdidos y ritos olvidados en medio de épocas de guerra. La humanidad no ha cambiado, solo la magia que teme.

Le leímos la traducción al encargado de los archivos de New Incheon, pero decidimos presentar nuestra obra maestra, la oración leída en su idioma original, en medio de una modesta conferencia de prensa, en dos semanas.

Para ese día invitamos a toda la comunidad científica, aunque no esperábamos que alguien se arriesgase a salir de su ciudad, ni siquiera por un idioma descifrado. Sin embargo en los siguientes días recibimos algunos especialistas en el área de la lingüística y ramas afines.

Ese día nos sentamos los tres delante de unos pocos periodistas y algunos de la comunidad científica y Юлия explicó tecnisismos del área los primeros 15 minutos. Luego Antoinette tomó el micrófono y explicó el contenido alegórico del texto, una de las áreas que más nos había costado.

El primer párrafo contaba las virtudes de la tierra, los cielos y los mares, el segundo sobre las criaturas de los cielos, la tierra y los mares, el tercero hablaba de Las Virtudes, todas hechas un Dios, único en escencia, pero muchos en forma, en cuanto todo lo que vemos habla de Él, el cuarto hablaba de la conjunción de la materia con algo que el texto definía como "la semi-materia", que era algo así como "lo que va a ser, pero todavía no es", que está presente desde el principio del tiempo presente, y que es visible mediante el trance.

El quinto, era más que la simple oración, que hasta ahora sólo relataba las maravillas y agradecía por ellas, era casi una invocación. Una enumeración rítmica e hipnótica de un llamado, humilde pero terminante. El sexto suplicaba que La Trinidad se hiciese presente, y explicaba que esta oración no se rezaría, ni semejantes cosas se pedirían, si la situación no lo ameritara.

Cuando terminó de explicar el sentido alegórico yo tomé el micrófono y comencé a leer la oración en su idioma original.

Mientras enumeraba las maravillas y las bestias y seres del cielo, la tierra y del mar podía verlos con nitidez en mi mente, incluso a aquellos que no conocía. Cuando intenté pasar al tercer párrafo mi voz desapareció, y no pude continuar. La gente se incomodó un poco, pero Antoinette tomó el micrófono y continuó leyendo el tercer y el cuarto párrafo. Durante el tercer párrafo noté que la luz era palpable. Si, no sé como, y ni siquiera puedo precisar la textura, pero la luz se podía tocar. El fenómeno se repitió, Antoinette perdió la voz también, y, como era de esperarse, algunas personas se pusieron muy incómodas.

Юлия supo salir bien de la incómoda situación, y mencionó algo sobre que los tres querían leer el texto, y aunque muchos no lo creyeron, pudo continuar. Cuando comenzó a leer el quinto párrafo me tomó de la mano, y cuando, al final de este, las cosas se pusieron a flotar como la primera vez, Antoinette también.

El público estaba eufórico, los invitados fuera de sí, algunos habían huído. Por otro lado, la mayoría de los medios se conservaban espectantes; asustados, si, pero hipnotizados y ansiosos con lo que estaba por pasar.

Volqué a ver a Юлия y ella también estaba en trance. Después de la primera línea noté que ya no hablaba con su voz, y cuando leía la segunda un viento se desató dentro de la sala. Mi voz, yo no había hablado pero lo sabía, era otra, y Antoinette esperaba algo parecido.

Sus cabellos volaban por los aires mientras terminaba de leer, con voz poderosa y los ojos brillantes, la oración. Terminó justo a tiempo para que la jalara al suelo. Una cámara se estrelló justo sobre nuestras cabezas, y la oración que habíamos traducido estaba cambiando el mundo para siempre.


Los anteriores textos fueron publicados por episodios en mi fotolog el mes pasado. Los floggers, al parecer, no son muy dados a la lectura, y la mayoría de los textos en mi fotolog son escasamente leídos; y en muchos casos por bloggers. De todos modos los publico en mi flog por la masividad del medio, que una de mis metas es fomentar a la lectura (en serio ._.).

Esta historia de VII capítulos es un preámbulo a las sagas de La Tríada, que tienen más perfil para ser novela gráfica (cómic) que otra cosa.

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