lunes, enero 31, 2005

Se registra en criptología...

Entonces no creí que fuera tan grave, digo, al fin y al cabo, siempre me da curiosidad esos tipitos... desde que era un chico, pero en realidad a veces no podía pormir pensando en la malignidad, en la condescendencia, en la tolerancia, y todo estúpidamente alterado por horas de monólogos que me flotaban alrededor, que gritaban cuando estaba por caer dormido, que me perseguían en sueños, que me motivaban a escribir extrañas inscripciones (en las que el grupito de novatos de egiptología de la carrera de Lingüísitica se divertían descifrando). Caminaba un día oscuro, hanendo camino de mi casa, y sentí a alguien corriendo detrás. De pronto, vino hacia mí. Me sacudió el hecho de que esta vez no era esa cansina, irrealmente ronca y algo baja voz; sino clara, vibrante, y hasta algo quebradiza. Dijo mi nombre. Me resultaba extraño, la voz de aquel tipo embutido en esos trajes tan viejos, de pronto era la voz de una mujer, mucho más joven, pero no menos de 4 años mayor que yo.
Me parecía inclinada a besarme, o fué lo que de pronto supe que yo quería. Me encantaba la personalidad de ese tipo, y ser su amigo era una cosa que no deseaba, por que pensaba en él como algo más que un amigo, sino un líder, un extraño lider, que de destrucción y persecución ultima el ensamblaje de una nueva manera de ver cosas que parecían tan evidentes... Líder que ahora era mujer, a la que ahora deseaba con animal pasión, y que me tenía al borde del crimen.
Temblaron sus labios, y ella me miraba llorando. Perdí algo de mí en ese intante.

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